Mujeres empoderadas, que pugnan por sus derechos, que no se conforman y que buscan tener un futuro más equitativo son protagonistas de producciones que ofrecen una mirada feminista.
Escucha este trabajo especial con producción de Adria Aceves
Amelia Rojas
En la serie “Poco Ortodoxa”, Esther es una esposa de 19 años que vive un matrimonio arreglado, como es la costumbre en el judaísmo jasídico. Cansada del régimen represivo que la llevará incluso a tener muchos hijos, decide cambiar su futuro.
– Mi familia solo quiere que sea una buena mujer y una buena esposa. Por eso tuve que huir.
Esther, al igual que otras muchas mujeres que hemos visto en la pantalla tanto en el cine como en las plataformas, no se conforman con la situación que la sociedad o la religión les impone.
Producciones como Las chicas del cable, Talentos Ocultos, Las sufragistas, Lionheart o Munstang, belleza Salvaje, muestran cómo mujeres rompen con el estereotipo y pugnan por un cambio en su realidad, además de estrechar lazos de amistad y apoyo, que ahora conocemos como sororidad.
Esta perspectiva al igual que la búsqueda por ser visibilizadas en el ámbito cinematográfico es parte de la lucha que las mujeres han emprendido desde hace décadas.
Las mujeres cineastas siempre han buscado ser visibilizadas
A finales del siglo 19, la francesa Alice Guy es considerada la primera mujer que dirigió una película de ficción. Aunque fue pionera en los efectos especiales y en el lenguaje cinematográfico, la historia de cine la borró y atribuyó varias películas a su esposo, el director Herbert Blanché.
En los años 50 del siglo XX, Agnés Varda se sumó a una corriente que cambió los paradigmas del cine moderno: la nueva ola francesa. La cineasta no solo se impuso en un movimiento cinematográfico integrado en su mayoría por hombres, sino que sus películas mostraron una narrativa diferente, con una mirada muy particular.
Ejemplos como estos, dan muestra de la búsqueda de las mujeres por encontrar su lugar en la cinematografía y no uno oscuro y oculto, sino brillante y a la vista de todos.
¿Cómo es la mirada feminista?
Desde hace décadas, se habla de la mirada femenina en el cine, un concepto totalmente distinto a la mirada feminista, como explica Abril Alzaga, directora ejecutiva de Ficunam
“La narrativa feminista, yo creo que es una militancia feminista, ahí hay una narrativa militante y en cambio la mirada femenina puede ser que tenga o no esa militancia feminista, pero simplemente desde dónde está mirando, desde dónde está retratando, desde dónde está hablando, desde dónde está contando las historias”
En la nueva versión de la película Mujercitas, la directora estadounidense Greta Gerwing le dio un giro a la novela de Louisa May Alcott al incorporar parte de la vida de la autora, con la ficción de las hermanas Amy, Jo, Beth y Meg en una historia que además de sororidad, dan muestra de su molestia por limitaciones que les impusieron a las mujeres en el siglo 19. El personaje de Jo además rompe con el estigma que solo a través del matrimonio y los hijos podría realizarse como mujer, porque ella desea ser escritora y lo logra finalmente.
Greta Gerwin ya había marcado una mirada de carácter feminista con Lady Bird, cinta que tiene como protagonista a una adolescente en su paso a la vida adulta y que en ese recorrido busca su individualidad y ser una universitaria. Una chica a la que el mundo se le hace pequeño para poder ser libre como un ave.
La equidad y la igualdad de género son luchas que ha emprendido por décadas el movimiento feminista, sin embargo estas controversias son apenas la punta de lanza de los cambios que buscan hacer.
Feminismo e interseccionalidad
El feminismo se ha expandido a otros ámbitos que también tienen que ver con las mujeres e incluso con otras identidades de género, así lo comenta Sharely Cuellar, periodista y coordinadora editorial del portal de cine Lumínicas.
“A pesar de que aspiremos a la equidad y a los mismos derechos y las mismas oportunidades, la verdad es que incluso el lugar donde nacimos, el lugar donde trabajamos, las amistades que nos rodean, todo de alguna manera se configura de manera muy distinta de una mujer a otra.
Entonces, pues eso se hace mucho más cuando también se trata de nuestra interacción con otras identidades de género, entonces sí creo que es importante establecer equidad, pero también reconocer esas diferencias, para que todas las mujeres en sus diferentes contextos, tengan también oportunidades de destacar a partir de sus intereses trabajos y talentos”.
El discurso androcéntrico
La investigadora en artes visuales y facilitadora en en sensibilización en igualdad Ana María Herrero Cervera en el texto “La cultura Patriarcal en las narrativas mediáticas” expone el caso de la serie Juego de Tronos como un ejemplo del discurso hegemónico y androcéntrico que exalta la cultura patriarcal y la dominación masculina.
Hombres valientes, mujeres relegadas, que son víctimas de violencia de genero, que son poseídas sexualmente incluso sin desearlo son las que se han perpetuado en las narrativas del cine y las series.
Esa es justamente la perspectiva que el feminismo busca cambiar al cuestionarlo y proponer otra narrativa, comenta Abril Alzaga.
“Como todo lo atravesamos por el lente de justamente del patriarcado o de lo que hemos considerado que ha sido la norma y ahorita justamente lo que está en cuestionamiento es esa norma”
Hace décadas, directoras como las españolas Iciar Bollaín e Isabel Coixet o la estadounidense Sofia Coppola rechazaron suscribirse al término “cine de mujeres” por considerar que era alejarlas del cine mayoritario e instalarlas en un sub grupo que las minimizaba.
Si no existe el “cine de hombres” porque habría de existir el “cine de mujeres” y mucho menos el cine feminista, una etiqueta que no quisieron asumir, aunque en sus narrativas si abordaron problemáticas que mostraban las desigualdades y retos que el patriarcado les impuso.
Los efectos del movimiento Me Too
El movimiento Me Too logró cambiar esta perspectiva. El acompañamiento y la sororidad que surgió con ella modificó la idea del feminismo como una etiqueta y lo convirtió en un escenario para hablar y denunciar. Y gran parte de la comunidad fílmica se sumó y comprendió que es una madeja que une a las mujeres. Así lo señala la escritora, editora y activista feminista, Gabriela Damián.
“Yo creo que Me Too cambió muchas cosas, en la manera en cómo entendemos para qué sirve el feminismo, justamente. Esta manera como de acompañarnos, las unas a las otras en la denuncia pública de agresiones fue muy revelador y también fue muy potente”.
Cine con perspectiva feminista
En la cinta Never, Rarely, Somethins, Always, de la guionista y directora estadounidense Eiza Hittan su protagonista, Autumn Callahan, interpretada por Sydney Flanigan, es una chica de 17 años que con 18 semanas de embarazo, decide concluirlo. Sin embargo en su estado, Pensilvania solo puede hacerlo con el consentimiento de sus padres y por ello, emprende un viaje hacia Nueva York para lograrlo.
Perspectivas como la de esta cinta cambian por completo el perfil de las mujeres que regularmente protagonizan las historias. Ya no solamente luchan por ser iguales ante una sociedad, sino que pelean por el derecho a decidir por su cuerpo y su futuro.
En La hija oscura, escrita y dirigida por Maggie Gyllenhaal se muestra a la actriz Olivia Colman como una madre poco convencional: aunque ama a sus dos hijas, sus intereses siguen siendo su profesión como investigadora en un concepto que sería catalogado como mala madre.
Shiva Baby de la directora Emma Seligman cuya protagonista, la actriz Rachel Sennott, es una joven rebelde para la cultura judía: es bisexual, tiene encuentros sexuales por dinero, y con ello, muestra los conflictos de identidad de las familias judías de la clase alta.
La narrativa feminista debe expresar la desigualdad
La narrativa feminista debe mostrar en todos los ámbitos la inequidad y la necesidad ser iguales en un mundo androcentrista, como explica la escritora y activista, Gabriela Damián.
“No basta con romper con los estereotipos. Las narrativas verdaderamente feministas lo que hacen es decir, este mundo sigue siendo inequitativo, lo es por estas razones y así es cómo estos personajes viven esas desigualdades con el cuerpo, con sus emociones y así es cómo las enfrentan, así es cómo las subvierte”.
El feminismo en la crítica y el análisis cinematográfico
Las historias con una perspectiva feminista que se ven en la pantalla también han encontrado su espacio en la crítica y el análisis.
Lumínicas es el esfuerzo de un colectivo de mujeres dedicadas al periodismo cinematográfico que quiso romper con la tendencia de hablar solo de películas que llegan a la pantalla y el streaming, sino encontrar esas producciones que abordan la mirada, las necesidades y la denuncia de las mujeres, como explica su coordinadora editorial, Sharely Cuellar.
“Nos interesa justo esta postura interseccional porque sabemos que desde allí se puede abarcar mucho más y que también nos falte entender mucho más. Reconocer que nuestra mirada no es única, que existen muchas y sobre el cine hecho por mujeres, creo que aunque es muy valioso, también hay cine hecho por digamos, otras identidades de género en las que también hay maneras en las que se mira las mujeres o el rol femenino y es también importante analizarlo”.
Otro esfuerzo es La Rabia, colectivo de mujeres de México, Argentina, y Paraguay dedicado a escribir y pensar sobre el cine con perspectiva feminista. Se llaman La Rabia porque sienten un cierto enojo al encontrar vacíos en la historia: poca información sobre directoras mujeres y disidencias así como también pocos textos críticos escritos por ellas sobre ellas.
En la escritura, la realización, la crítica o el análisis, las mujeres buscan reflejar las problemáticas que la sociedad patriarcal busca callar.
Ya sea con una mirada femenina o feminista, las producciones protagonizadas y dirigidas por mujeres reflejan esas circunstancias. Su visión, es compartida por millones en el mundo que se identifican y encuentran sororidad a través de las historias.