Desde hace unos años, Edison Montachana y Carlos Garibello llegaron al país europeo con la intención de mejorar sus vidas, pero hoy su futuro es incierto.
Darina Tkachenko dirige un servicio de información corroborada y traducida para la comunidad latina que radica en Ucrania.
Aura García y Perla Miranda
La población de Ucrania está compuesta por 41.4 millones de habitantes, de los cuales el 11 por ciento son originarios de otros países.
Una de esas personas es Edison Montachana, un joven de 28 años de Ecuador, que dejó su país para estudiar Negocios Internacionales en Ucrania.
Durante más de dos meses, Edison escuchó en las noticias como las tensiones entre Rusia y Ucrania escalaban poco a poco.
Al igual que sus colegas y amistades en ese país, consideró poco probable que las diferencias estallaran en un conflicto bélico. Sin embargo, estaba equivocado.
La madrugada del 23 de febrero, el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó una operación militar en la región de Dondáss.
Aunque Edison radica en Járkov, a cuatro horas del punto cero del conflicto, las explosiones cimbraron su hogar.
“Aproximadamente a las 5:20 de la mañana, mi primo y yo nos despertamos por unos ruidos, no puedo decirte qué es, porque yo no los vi, pero eran muy fuertes, similares a fuegos pirotécnicos, un par de ellos hicieron vibrar las ventanas”
Después de la primera jornada bélica en Ucrania, Edison aseguró no estar alarmado o nublado por el medio, pero considera abandonar el país.
Hasta el lunes, el joven ecuatoriano cursaba el cuarto semestre de su licenciatura, hoy 48 horas después, el plan es regresar a su país.
Sin embargo, al no encontrar vuelos, un posible destino sería Medio Oriente.
“Como no he encontrado boletos hacia Ecuador en la aerolínea que normalmente viajo, es trasladarme a Turquía, a donde entro sin ningún problema, y como yo conozco el país estaría ahí un par de semanas”
Hasta ahora, Edison ha enfrentado esta travesía sin ayuda de su país, puesto que las autoridades no lo han contactado.
Por ello, descartó la posibilidad de un traslado con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores.
“En mi país, entrevistaron a un cónsul o representante en Ucrania y dijo en las noticias que iba a ponerse en contacto con los ecuatorianos. Sin embargo, no ha habido ningún tipo de contacto, notificación o acercamiento”
Carlos Garibello, otra víctima de la guerra
A poco más de 10 kilómetros del centro de Kiev, Carlos Garibello y su familia son otras de las personas que quedaron en medio de la guerra en Ucrania.
Carlos nació en Colombia, pero al tener la mayoría de edad llegó a Ecuador donde conoció a Wendy Cárdenas, su actual esposa.
Sin embargo, las pocas oportunidades en ese país los impulsó a mudarse a Ucrania donde su esposa pudo estudiar contaduría y él halló un trabajo a distancia.
En Kiev, la pareja tuvo a su segunda hija y, hasta el lunes, todo transcurría de acuerdo al plan, pero en un instante todo cambió.
De que declaraciones del presidente Vladimir Putin subieron de tono, Carlos tomó la decisión de mudarse a la Ciudad de Vinnitsa con su cuñado.
No obstante, la guerra llegó primero y no pudieron abandonar la ciudad.
“Está muy cerca de Moldavia, podemos entrar todos sin restricción por 90 días, en Vinnitsa vive el hermano de mi esposa, esa era nuestra idea, pero bueno, nos cogió con los pantalones abajo como se dice vulgarmente, el bombardeo”
Tras los bombardeos, el hombre de 33 años quedó sorprendido por las filas interminables de autos que intentaban salir de Kiev.
De igual forma, la gente los cajeros automáticos, supermercado y farmacias dejaron sin palabra a Carlos.
” Hasta ayer estábamos todos muy tranquilos, la verdad lo veíamos casi imposible que Rusia fuera a cometer un ataque directo contra Kiev. Ahora no hay dinero en los cajeros y no es recomendable que salgamos de la zona en donde vivimos”
Con la imposibilidad de salir de la ciudad de Kiev, Carlos y su esposa decidieron albergarse en el sótano de su casa y esperar a que las autoridades de Colombia en Polonia los ayuden a evacuar Ucrania.
En cuatro años, Carlos y Wendy habían tenido una vida muy buena, sin miedo de ser asaltados o que no les alcance para comprar comida.
Ahora, esa tranquilidad está interrumpida por un conflicto que los convierte en víctimas colaterales.
“Es la primera vez que sentimos esta molestia, este miedo, realmente es miedo porque o sea lo que se siente en el momento en que sabes que están bombardeando y que en cualquier momento te puede caer la bomba a ti encima”
La historia de Edison y Carlos son sólo dos de los cientos de vidas que quedaron pausadas y llenas de incertidumbre.
Hoy el sueño hecho realidad el poder desenvolverse laboral, social y económicamente en este país europeo está en el aire.
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