A una década de su muerte, escritores concuerdan que Carlos Fuentes es un referente que marcó a la literatura mexicana y latinoamericana. Su voz fue imprescindible, no solo como escritor, sino como analista y hombre de su tiempo.
Amelia Rojas
Los maestros, los amigos y las lecturas que hizo durante sus primeros 21 años de vida fueron determinantes para que Carlos Fuentes decidiera a ser escritor, amante de la historia y de la ciudad de México.
Esas remembranzas las hizo durante el Coloquio Internacional La Región Más Transparente: 50 años después, que la UNAM organizó el 2008 para celebrar los 80 años de vida del autor.
Esa novela, escrita en 1958 y con apenas 25 años de edad, representó un parteaguas para su trayectoria y para la historia misma de la literatura mexicana, al ser la punta de lanza de lo que se conoce como el Boom Latinoamericano.
A diez años de la muerte de Carlos Fuentes, La región más transparente y el resto de su prolífica obra siguen siendo un referente para los escritores en Latinoamérica.
Su influencia
El narrador y ensayista, Gonzalo Celorio asegura que la obra de Fuentes marcó a varias generaciones de autores, porque además liberó al lenguaje de ataduras puritanas.
“Carlos Fuentes es un parteaguas en la historia de la literatura en lengua española, de cada texto literario escrito en nuestra lengua, podemos saber a ciencia cierta, si fue escrito antes o después de la obra de carlos Fuentes.
Cerró como epígono crítico el ciclo de la novela de la Revolución Mexicana y abrió como precursor la nueva novela latinoamericana, también conocida como el boom de la expresión literaria de nuestro continente.
Es un escritor que liberó al lenguaje de sus ataduras puritanas y del falso prestigio de la corrección lingüística y estuvo a favor siempre de la expresión genuina de sus personajes y aun de sus narradores”.
Referencia obligada
Su estilo literario, referencias y aportes convirtieron a las novelas de Carlos fuentes en un manual para las siguientes generaciones de narradores. Tomás Martínez Gutiérrez, coordinador de la maestría en Estudios de Literatura Mexicana de la Universidad de Guadalajara señala que Fuentes enseñó a pensar y analizar a la novela como un territorio por explorar.
“Aparece constantemente la necesidad de repensar qué tipo de novelas está haciendo, cómo se inscriben las tradiciones latinoamericanas, que está tratando de aportar, cómo está tratando de articular contra una serie de imaginarios culturales políticos sociales.
Y justamente ahí Carlos Fuentes es una referencia ineludible, necesaria. Carlos Fuentes nos enseñó a pensar ese territorio de la novela, las larguísimas tradiciones de las novelas no nada más las latinoamericana, nos enseñó que el problema de la novela no son solamente los referentes, si no ese prisma, desde el cual se articula este complejo aparato que es una novela”.
Sus aportaciones
La migración marcó la vida de Carlos Fuentes. Su infancia estuvo trazada por los cambios de país al ser hijo de un diplomático. Nació en Panamá, y desde muy pequeño viajó a Estados Unidos, Chile, Argentina y México. Los expertos señalan que esos desplazamientos también marcaron su obra.
La escritora Ana Clavel comenta que la obra de Fuentes convirtió a la novela en un continente literario.
“Para mí, Carlos Fuentes es uno de nuestros padres fundadores de la novela latinoamericana. Yo creo que si el abuelo don Alfonso Reyes nos concedió el pase a la tradición de la cultura universal, si Octavio Paz nos hizo saber que éramos contemporáneos de toda la humanidad; Fuentes a su vez propuso un continente novelesco, en esa geografía sin fronteras, que es la ficción narrativa”.
Un personaje crítico
Carlos Fuentes fue considerado un intelectual. Su voz como escritor trascendió a las hojas y constantemente fue invitado a dar conferencias sobre su opinión de la política latinoamericana. Amante y conocedor de la historia se volvió un referente y una voz critica.
Tomás Martínez Gutiérrez de la UdeG señala que Carlos Fuentes jamás mostró una postura como historiador, sino como un hombre de su tiempo.
“En las humanidades, sí, hay ese préstamo de pensar desde diferentes disciplinas, fenómenos sociales, fenómenos de representación y creo que es ahí donde yo veo especialmente la presencia de Carlos Fuentes.
Y es que justamente cuando uno lee a Carlos Fuentes, uno lee a una persona o un ser humano sumamente curioso, interesado por la historia, pero no habla como un historiador.
Habla como un hombre de su tiempo, preocupado por la literatura, por la política, por la cultura, pero no intentando hacer historia, sino que su voz es siempre la del ensayista, la del intelectual”.
Su intensa actividad
El 15 de mayo del 2012, Carlos Fuentes falleció a los 83 años. Su legado esta integrado por 22 novelas, cuentos, ensayos, guiones para cine, obras para teatro, una ópera y traducciones. Su quehacer literario nunca se detuvo desde 1958. Su viuda, la periodista Silvia Lemus recuerda que tenia en mente una novela, un día antes de morir.
“El día anterior, a que el fallece, el 14 de mayo, subió a su estudio y me dijo -Empiezo ya, con el plan de mi novela El baile del Centenario- que se quedó en un título y en la pared de su oficina está una página de estos álbumes amarillos, que el usaba, donde está la fecha del 14 de mayo y dejó su plan de trabajo de esa novela, que él deseaba tanto escribir”.
Novelista, ensayista, narrador, critico, analista, hombre de su tiempo, ese fue Carlos Fuentes, voz imprescindible en la literatura mexicana que a una década de su muerte, queda plasmado su pensamiento y su imaginario en todos y cada uno de sus libros.