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Este jueves se celebran los 90 años del nacimiento de la lucha libre en México, un deporte que, pese a su popularidad, carece de seguridad y derechos laborales para sus atletas.
Juan Pablo Vilchis
El pasado 25 de julio durante la entrega de reconocimientos a íconos de la lucha libre mexicana en el Senado de la República, el chiapaneco Guerrero Zulú, activista social y ex luchador profesional, expresó su preocupación por la falta de prestaciones laborales para los luchadores profesionales en México.
“Tenemos la necesidad de una prestación social para el luchador. Ya hemos luchado por tratar de que se le dé un seguro social o un seguro de vida. Yo sé que muchos compañeros de los aquí presentes lo han intentado y dicen que no hay plazo que no se cumpla. Vamos a ver algún día fructificado ese anhelo”.
Este 21 de septiembre se celebra el Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional Mexicano, y en el marco de este aniversario, continúa el combate de los y las luchadoras por buscar seguridad y derechos laborales en un deporte que carece de los mismos casi en su totalidad.
Ni las “estrellas” se salvan
Íkaro, un luchador que tiene 17 años de trayectoria como independiente, reconoció que “ni siquiera los luchadores que pertenecen a alguna empresa tienen seguro social” ya que únicamente se hacen cargo de los gastos médicos por lesiones.
“Pero no tienen un seguro social como tal y como luchadores independientes, nosotros pues menos porque no estamos contratados por una sola empresa”
Marcela, quien ha sido luchadora del Consejo Mundial de Lucha Libre durante 26 años, así lo confirmó.
“Nosotros no tenemos nada nada, no tenemos un derecho a una casa, a un un fondo de retiro, a un seguro de de vida, un seguro para tu familia. El día que te mueras tu familia queda desamparada. Es lamentable que no las tengamos y que son necesarias no importa si el luchador o luchadora pertenezca a una empresa o sean independientes”.
De luchar no se vive
La técnica, de 52 años de edad, comentó que ha visto a “muchos luchadores andan a la deriva, haciendo otros negocios, otras cosas porque no se pueden dedicar al cien por ciento a la lucha” por que no les alcanzaría el dinero que ganan para sobrevivir.
Íkaro ha tenido que echar mano de su figura como deportista para poder subsistir ya que los sueldos que recibe tras bajar del cuadrilátero muchas veces no le son suficientes.
“Cuando yo inicié en la lucha libre no nos pagaban. En mi primera función yo tuve que pagar mis gastos. Cuando ya empezaban a pagarme me daban 50, 100 pesos. Hasta la fecha no es fácil que encuentres un pago justo por tu trabajo, es muy complicado, pero uno se apoya en vender nuestros productos: playeras, gorras, máscaras, llaveros, tasas, posters para complementar un poco y obtener más ganancia además de lo que ganas con tu trabajo arriba del ring. Se trata de explotar un poquito tu imagen cuando el público ya te empieza a reconocer”.
Tampoco hay apoyo para las “madres luchonas”
Marcela, quien además es madre de dos pequeños, asegura que la empresa para la que trabaja sí los apoya durante sus lesiones y recuperaciones de las mismas y que “siempre nos ha protegido” en ese aspecto, inclusive, les brindan terapias además de que “ellos nos proporcionan medicamentos”.
Sin embargo, no es así cuando se trata de incapacidad por maternidad ella no ha conocido un solo caso en el que “cualquier empresa (o promotor de lucha libre) apoye ese tipo de cosas”.
“Si te embarazas ‘que chido’, ‘échale ganas’, ‘nos vemos cuando quieras y puedas regresar’, ‘aquí estarán las puertas abiertas’, pero no hay ningún apoyo para tu parto, para que te mantengas el tiempo que vas a estar fuera. Ahora sí que uno se las arregla solas como mujer y si tienes tu pareja que bueno, y si no, pues ya te fregaste solita. Hay que echarle los kilos o con tu familia”.
La estrella del CMLL asegura que “nunca he sabido de alguna luchadora que se haya embarazado y que el promotor o promotora les ayude, así es la lucha libre, así es este mundo”.
Una federación para la regulación
Antonio Esquivel, periodista deportivo que ha cubierto la lucha libre por más de 20 años, comentó que “muchas veces he estado en arenas en las que no hay doctores o los inmuebles no tienen las salidas de seguridad que se les piden”, además afirma que en algunas funciones los referees son “poco profesionales” lo que aumenta el riesgo de que algo grave le pueda pasar al luchador en caso de un accidente durante el combate.
Señaló que esto se debe a que en el país no existe una federación que regule los derechos y seguridades laborales de todos los y las luchadoras de México y no solo las de determinadas empresas.
“Hay muchas lagunas en los reglamentos, en la regulación de contratos. Hace falta crear una Federación Mexicana de Lucha Libre y dejarnos de las comisiones. Los luchadores son los más profesionales, siempre lo voy a decir. Ellos deberían de ganar más, se brindan mucho y se arriesgan mucho para tener salarios tan malos. Obviamente si existiera una regulación por parte de una federación, habría más posibilidades de que los luchadores tuvieran los mismos derechos y obligaciones en todo el país y no solamente que los de la Triple A y del Consejo (CMLL) gocen de algunas cosas que otros luchadores no tienen. Hay que cambiar un poquito el chip en los empresarios”.
Para Íkaro estas son las urgencias básicas que hace falta cubrir en la lucha libre mexicana para ellos y ellas como trabajadores…
“Lo que ocupamos principalmente es que exista por obligación en todas las arenas una ambulancia y un médico; también acceder a un seguro médico porque trabajamos con nuestro cuerpo, es un deporte de alto rendimiento y por lo mismo, es de un alto riesgo. Por lo tanto un seguro nos ayudaría para cubrir nuestros gastos por cualquier lesión; y que se revelara un poquito más la lucha libre para todos acceder a una buena paga. Yo creo que es lo básico que necesitamos y ocupamos”.
En México, un luchador profesional, en las mejores empresas puede cobrar hasta 5 o 6 mil pesos mexicanos por función, dependiendo de la trayectoria y popularidad que tenga, pero hay algunos gladiadores independientes que tienen que conformarse hasta con 50 pesos para sus pasajes.
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