Los casos de Debanhi Escobar, Yolanda Martínez y María Fernanda Contreras destaparon una crisis en Nuevo León que surgió hace al menos una década.
Escucha este trabajo especial.
Adriana Esthela Flores
Una cartera encontrada a orillas del río Pesquería, en el municipio de Escobedo, es el único objeto encontrado a más de un año y medio de que desapareció Griselda Mayela Álvarez Rodríguez, madre de dos hijos y trabajadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Noreste.
Éste es uno de los escasos indicios que tiene la Fiscalía de Justicia de Nuevo León sobre la ausencia de la mujer de 42 años, quien dejó de tener contacto con su familia desde la tarde del martes 11 de agosto de 2020, cuando acudió a su oficina, en el centro de Monterrey.
A eso de las tres de la tarde, como era su costumbre, le llamó a su hija, Maya Hernández Álvarez, quien le devolvió la llamada después de las seis.
“Su teléfono mandaba a buzón, no le llegaba y fue después que nos empezamos a preocupar pero 24 horas después de no saber nada de ella, decidimos poner la denuncia”.
A partir de entonces, las abogadas y la familia de Mayela se han dedicado a buscar cámaras de vigilancia, a indagar en sus redes sociales en busca de algún contacto involucrado en su desaparición. Solicitar la sábana de llamadas telefónicas tardó un año —y varias protestas de por medio— en llegar.
Todo ese trabajo ha sido para encontrar a otra de las 549 mujeres que han desaparecido desde el año 2020 en la entidad. Es una situación que Leticia Hidalgo, fundadora de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León, ha calificado como una nueva crisis en el territorio gobernado por Samuel García.
“No se detiene y lamentablemente vemos que difícilmente lo van a detener porque ni siquiera lo quieren reconocer y al hacer eso las autoridades de decir que aquí no pasa nada, que no hay crisis, que se van por su voluntad, vemos que no van a hacer nada, que eso es un mensaje para todas nosotras de que no van a hacer nada y nos seguirán desapareciendo con total impunidad”.
Un grito de furia
Abril y mayo de 2022 se convirtieron en los meses de la furia de las mujeres en Nuevo León: protestaron frente a Palacio de Gobierno, bloquearon la avenida Constitución y el 15 de mayo, colocaron una antimonumenta dedicada a las víctimas de feminicidio. El personal de limpieza lo retiró solo unas horas después.
“Porque vivas se las llevaron, vivas las queremos, queremos que renuncie Samuel, no vivimos a gusto, no podemos estar tranquilar en casa, nuestras hijas corren peligro, tenemos muchas cosas tristes no es justo, si no puedes con el cargo, Samuel, renuncia, porque el paquete te quedó grande, vete a hacer tik tok que es lo que sabes hacer”
A la indignación del 22 de abril, cuando la fiscalía local confirmó la muerte de la estudiante Debanhi Escobar Bazaldúa, se ha sumado al reclamo de mamás, papás, hijas e hijos que denuncian que las investigaciones realizadas por la Fiscalía estatal, encabezada por Gustavo Adolfo Guerrero, están llenas de irregularidades, omisiones y lentitud.
En el caso de Mayela, su hija cuenta que hasta ahora, el Ministerio Público no ha definido una línea de investigación y además, no ha llamado a declarar a una persona que tuvo contacto con su madre el día en que desapareció.
“¿Con qué te has topado en la fiscalía? Con muchas omisiones, como el hecho de que yo preguntaba cuando puedo tener una reunión? Le decían a sus secretarias que el fiscal estaba ocupado en cateos, en acciones de búsqueda, no te puede recibir ahorita, dijo que lo estaba checando, que si podía ser después…”
Carteles en busca de Mayela Alvarez, en Av. Colón. Foto: Adriana Esthela Flores
Con ayuda de amistades y familiares, Maya ha protestado frente a Palacio de Gobierno, a través de cartas, colocó carteles de búsqueda afuera de la Central de Autobuses de Monterrey y el 11 de mayo, solicitó una audiencia con el gobernador, a la que no ha respondido. ¿Su alternativa? Las redes.
“Bien o mal se hacen de atención, es por eso que nos hemos movilizado con esta clase de movimientos para que el caso de mi mamá se haga mediático para que las autoridades respondan porque vemos que es la única forma en que nos puedan dar respuestas”.
¿Trata de personas?
La estación del Metro San Nicolás es la más cercana a la casa de Nayeli Barajas, al norte de la zona metropolitana de Monterrey. Hacía un calor de más de 40 grados cuando llegué a su vivienda en la que, apenas entrando, sobre una mesita, están dos fotografías de su hija Ana Gabriela Nolazco, junto a una veladora, una figura de un ángel y otra de una flor, una biblia y un adorno de la Virgen de Guadalupe.
Ana Gabriela Nolasco, desaparecida en 2020. Foto: Adriana Esthela Flores
Fui días antes del segundo aniversario de la desaparición de Gaby, instructora de gimnasia y bailarina, quien desapareció el jueves 28 de mayo de 2020 cuando, al terminar un ensayo de baile para un programa de televisión, una compañera la invitó a salir. Pasaban las once de la noche y su madre la llamó.
“Entonces no le entraba la llamada y se me hizo muy extraño y en ese momento supe que estaba pasando, algo no estaba bien, no era normal”.
Nayeli comenzó así la búsqueda de su hija. Recorrió avenidas y pidió videos de cámaras de seguridad en negocios y viviendas cercanos a los lugares donde estuvo Gaby.
Las primeras investigaciones indicaron que la mujer de 23 años abordó un Focus viejo, con su amiga que no fue identificada y dos hombres.
La madre de Gaby entregó al Ministerio Público videos, fotos y la sábana de llamadas, que señalan que la última ubicación del teléfono celular de Gaby estaba en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
La línea de investigación es la trata de personas, aseguró Nayeli, aunque la fiscal especializada en Feminicidios y Delitos contra la Mujer de Nuevo León, Griselda Núñez, negó que hubiera algún vínculo entre la desaparición de mujeres y las bandas dedicadas a este delito.
“Quiere ser indiferente, quiere tapar el sol con un dedo de lo que tiene ella misma en su escritorio, no lo está viviendo desde este lado pero lo vive teóricamente todos los días, no puede decir que no existe, realmente existe. No todas se van por su propio pie, no todos se están suicidando, ni se caen ni se matan solas, eso es una mentira”.
Aunque hay un oficio de colaboración entre la Fiscalía de Nuevo León y la de Tamaulipas, Nayeli señaló que no se ha realizado ninguna diligencia judicial en los sitios ubicados en Nuevo Laredo y que, desde hace dos años, no hay nada nuevo en la carpeta de Gaby.
“Que realmente busquen, trabajen, porque a nosotros sí nos dicen, tienes que ir del lado de la ley pero para hacer una búsqueda tenemos que esperar que nos den el tiempo, el espacio, los permisos y estamos de acuerdo con protocolo, pero el delincuente viene, hace, deshace, mata, destaza y nadie les dice nada”.
Por eso, decidió tomarle fotografías a su nieta de cuatro años y su nieto, de ocho, con este mensaje: “Señor Presidente: su familia está completa, a mí me falta mi mamá”.
Hijos de Ana Gabriela Nolasco Barajas. Foto: Adriana Esthela Flores
Lo que encendió las alarmas en la ONG Fuerza por Nuestros Desaparecidos de Nuevo León fueron los reportes de septiembre a noviembre de 2021 cuando, en cuestión de días, desaparecieron once mujeres jóvenes en el municipio de Sabinas Hidalgo, en la ruta hacia Laredo; dos fueron encontradas sin vida y del resto, nada se sabe.
Solo en ese lapso, 171 personas desaparecieron en Nuevo León, de las que 69 son mujeres; casi la mitad tienen entre 15 y 24 años de edad.
Esto, aseguró la activista Leticia Hidalgo, fue apenas el comienzo de la crisis que iba a enfrentar el nuevo gobernador y su esposa, la influencer Mariana Rodríguez.
“Al principio se asustó el gobernador y su esposa, creían que era un solo caso, se les notó que no sabían en el planeta que ellos vivían, no veían lo que nos estaba pasando desde hace once años y creían que era algo que se podía resolver pero la realidad les explotó en la cara”.
En los primeros cinco meses del año, se han registrado 868 reportes de desaparición en la entidad, de los que 234 personas siguen sin ser localizadas, 67 de ellas, mujeres.
Hasta el 30 de mayo, Nuevo León está en el quinto lugar nacional de mujeres desaparecidas, después del Estado de México (229), Ciudad de México (152), Morelos (149) y Jalisco (94). ¿Está el crimen organizado detrás de esto? Parece una pregunta que no quiere ser respondida.
“Creemos que así es porque los patrones reflejan eso, no hechos aislados no se fueron por voluntad propia, no por problemas de familia como dicen autoridades, algunos han dejado a pequeños hijos e hijas y se quedan con abuelas, quienes están haciendo las denuncias, se fueron a una fiesta y ya no regresan”.
Pero hablar de esto es casi un tabú para vecinas y vecinos de lugares que han sido escenario de casos emblemáticos de desapariciones de mujeres, como la zona de quintas alrededor del Motel Nueva Castilla, en Escobedo, donde fue encontrado el cuerpo de la joven Debanhi.
“Cuando se dijo esto yo dije, no es cierto, no es cierto, o sea, ya nos hubiéramos dado cuenta de balazos, esto lo otro, no hay nada de eso. Aquí estábamos bien, nunca había visto nada anormal ni fuera de lo común, ni acechada, ni insegura y sigo igual, porque es un suceso aislado”.
Aquí, sobre la carretera a Laredo, la numerosa presencia de camionetas y tráileres contrasta con la ausencia de policías, aunque a menos de un kilómetro, hay un destacamento de la Guardia Nacional.
Carretera a Laredo. Foto: Adriana Esthela Flores
En la fachada del motel, hay un altar en memoria de la estudiante, con un oso de peluche, veladoras, flores y dos pancartas en las que se lee: “Espero regreses viva a casa” y “quiero salir sin miedo a no volver”.
Altar en memoria de Debanhi Escobar. Foto: Adriana Esthela Flores