Madres, padres y psicoterapeutas impulsan un nuevo modelo de crianza respetuosa con la infancia y se aleja la educación basada en el miedo.
Diana Susano
Cuando Mar supo de su primer embarazo, se preparó como para un examen de admisión universitaria. Leyó decenas de libros y artículos en línea para sentirse lista. Cinco años después, es madre de 2 hijos y para ella ha sido una compleja travesía, pero elegir practicar una crianza respetuosa le dio otro nivel de dificultad.
“No es este un pesar, pero sí viene, viene fuerte, ¿no? Es algo que disfruto, que desde el principio busque informarme. A veces no sabes qué elegir o cómo hacer porque antes nos educaban diferente. Las cosas van cambiando, siempre sale nueva información, pero lo que siento que con lo que podemos estar de acuerdo en todas las generaciones es que uno busca lo mejor”.
Mar considera que por generaciones se ha dicho que “nadie nos enseña a ser padres”, por eso, es común que se repitan patrones de violencia física o emocional en la crianza.
Al comparar su experiencia como hija y madre, trata de recordar cómo se sentía de niña para empatizar mejor con sus hijos. Así decide qué aspectos de su crianza retomar y cuáles dejar fuera, lo que no ha sido fácil porque ha implicado un proceso de autoconocimiento y sanación de heridas emocionales.
“Empiezas a educar y empiezas a ver también lo que tú viviste. Entonces, a veces se trata de no repetir los mismos errores o imites lo que sí te gustó y mucho de sanar cosas. A veces nuestros padres no se dieron cuenta de muchas cosas que igual y a nosotros nos hicieron sentir mal, simplemente este lo aceptas aprendes, sanas y no lo repites.
Yo, por ejemplo, adulta ya, soy perfeccionista en muchas cosas y que también son cosas que no me gustaría y evito muchísimo pasarle a mis hijos”.
¿Qué es una crianza respetuosa?
Para Machy Guerrero, especialista en psicoterapia infantil y familiar y creadora de contenido en redes sociales, la crianza antes estaba basada en el miedo y era violenta, pero poco a poco se ha ido transformando.
“Empezamos a llamarle crianza respetuosa porque lo que estábamos haciendo al criar no era respetuoso con la infancia. En realidad lo que tenemos interiorizado es la manera en la que estuvimos tú y yo [criados], que es con golpes, castigos, premios, amenazas, la chancla. ¿Cuántos memes hemos visto de eso? ¿Cuántas bromas, no?
El psicólogo de antes era pues el palo, gancho, escoba, chancla. Lo que se estaba haciendo con la infancia, con la intención de educar, era lastimar y educar a través del miedo. Entonces la evidencia de las neurociencias regala ahora que se empiezan a desarrollar nuevas formas de educar, de criar, que sí cuiden la dignidad y los derechos de las niñas y los niños”.
En entrevista con IMER Noticias explica que existe la confusión de que la crianza positiva significa ser complaciente y no poner límites a las infancias, pero recalcó que ser demasiado permisivo puede llevar a la negligencia.
“También está la confusión de que la crianza es hablarles todo el tiempo con amor y dulzura. Y no, la verdad es que la crianza es muy firme, asertiva, sólo está libre de malos tratos. […]
No tienes que usar ni las amenazas ni las condiciones, pero tampoco me tuve que ir al lado de déjalo que tire todo, déjalo que haga lo que quiera, háblale siempre dulce, eso no. Eso es permisividad, negligencia, y es otro tipo de maltrato”.
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Pero cambiar los modelos de crianza es complejo, porque es un tema que solía mantenerse en el ámbito privado. Así lo señala Elisa Ortega Velásquez, investigadora titular del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
“Tradicionalmente se ha dicho ‘yo voy a educar a mis hijos de la manera que yo considere, porque esto es un tema estrictamente personal y familiar no’.
Es complicado de aterrizar, no solo legalmente, sino también cultural y socialmente, porque por generaciones no se han recibido este tipo de tratos. No es la educación a través del miedo o incluso del abuso de la fuerza, como el único camino. Ha sido así porque nos desarrollamos y vivimos en sociedades adultocéntricas, ¿qué quiere decir eso? Pues que la percepción que tenemos las personas adultas es la que rige el mundo”.
A decir de Machy Guerrero, la normalización de la violencia tanto física como emocional en la educación, son otra barrera para fomentar una crianza respetuosa.
“Imagínate que llevas haciendo algo de una manera toda la vida, y ahora te dicen que tienes que cambiarlo. Primero es enterarte de lo que estabas haciendo con tus hijos, que lo que hicieron contigo, no estuvo bien y nada más por eso es muy doloroso.
Hay tanta gente que dice: a mí no me maltrataron, mis papás o sea me educaron bien, eran duros, pero no me maltrataban y cuando describen cómo los educaban, estaba lleno de cinturonazos, pellizcos y no identificamos los golpes como maltrato. Cuando usamos el miedo en general estamos violentando”.
Guerrero añade que esto puede tener efectos a futuro para las infancias, como problemas de estrés crónico, ansiedad o depresión.
Crianza positiva escala hasta las leyes
En México, durante 2022 se registraron 22 mil 684 personas de entre 1 a 17 años víctimas de violencia familiar, de acuerdo con cifras del Registro de Lesiones dadas por la Secretaría de Salud federal.
A fin de erradicar estas prácticas y garantizar una mejor calidad de vida para las infancias, en septiembre del mismo año, la Cámara de Diputados aprobó implementar la crianza positiva en la Ley General de Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes.
Para Elisa Ortega esta reforma es importante porque contribuye a romper patrones de violencia familiar y social.
“Gran parte del objetivo de esta reforma es tratar de cambiar. Parece mentira que en el siglo XXI todavía estamos pensando que es necesario decirle a nuestras sociedades que el castigo corporal no es la salida. […]
Sin embargo, al ver las estadísticas que tenemos en temas de maltrato infantil, vemos que no es tan trivial este tipo de de reformas. Por ejemplo, 3 de cada 4 niños de menos de cinco años sufren castigos corporales o violencia psicológica de forma regular por parte de sus cuidadores”.
¿Cuáles son los beneficios de practicar esta crianza?
A pesar de los retos internos y externos, Mar no se arrepiente de practicar la crianza respetuosa, porque ha visto sus beneficios. Por ejemplo, cuando sus hijos hacen cosas que ella no podía de niña, como evitar juzgarse y apoyarse entre hermanos. También reconoció que le ha ayudado a fortalecer la salud emocional de sus hijos y reforzar la confianza en sus lazos afectivos.
“Y todo eso se desarrolla desde que son chiquitos. Tú les enseñas que está bien sentirse triste, que digan las cosas que les están pasando, que tengan la confianza, porque a veces regañamos tanto a los niños, que dicen: ‘ay no, pues si le digo lo que me pasa o lo que me preocupa, pues me van a regañar’. Entonces pasan un montón de situaciones bien feas en las infancias que se pueden evitar. Y al final todos como adultos tenemos la responsabilidad de cuidar a los niños, no de violentar”.
Machy Guerrero, asegura que existen otros efectos positivos a nivel fisiológico, pues el cerebro se construye desde la infancia.
“Pero cuando un niño es maltratado, su cerebro está alerta de a ver ¿a qué hora le van a gritar, a qué hora viene el malo, a qué hora viene el golpe? Recibe tantas de estas cosas en el día que es un cerebro que queda hipervigilante.
Cuando eliminamos de nuestra vida diaria la violencia, malos tratos, el ambiente se vuelve de seguridad, calma y paz. Pero también pasan cosas a nivel cerebral y a nivel sistema nervioso, nos ayuda a tener un sistema nervioso regulado, a confiar en las personas, a tener paz”.
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Esto se traduce en una mejor autoestima, regulación de emociones y formas de apego seguro en la adultez, remarca Machy Guerrero. Pero no sólo hay beneficios para las infancias, sino para toda la familia.
“Cuando tú llevas una crianza respetuosa, empiezas a entender que también tú eres merecedora de esos buenos tratos. Cuando tú haces el esfuerzo por validar a tu hijo, por decirle, está bien llorar, aquí estoy contigo, te escucho, lo que sientes es importante, cuando tu esposo, tu amiga, tu jefe te dice, ‘ay, ya no llores’, ‘qué payasa’, ‘tus cosas no son importantes’, tu dices no, sí es importante. Entonces lo que le empiezas a dar tu hijo, empiezas a exigir para ti misma o para tí mismo”.
Por ello, Elisa Ortega considera que la reforma federal en materia de crianza es crucial para garantizar los derechos de la niñez y la adolescencia.
“La idea es considerarles como sujetos de derechos y no como objetos de protección o incluso de malos tratos. […] Entonces la idea es que todas las personas que tienen a su cargo a esta población, pues tengan la responsabilidad de protegerlos y de formarles respetando sus derechos humanos, no debe de existir maltrato, castigo físico humillantes, pero pues también están las amenazas los gritos, los regaños o incluso las críticas, no? […] La idea es fomentar un ambiente que esté libre de violencia y propiciar pues relaciones que se basan en el respeto mutuo y el afecto entonces digamos el deber ser lo que debería de imperar siempre en las relaciones”.
Aun así, Ortega menciona que sería conveniente replicar la reforma legislativa a nivel estatal, así como llevar a cabo campañas para difundir la información y fomentar una crianza respetuosa.
“No solamente para padres de familia, progenitores o cuidadores, sino también en la escuela, porque también hay violencia en las aulas. Obviamente se necesitan muchos recursos para el SIPPINA, el Sistema de Protección Integral para Niños, Niñas y Adolescentes, de unos años a la fecha se han ido reduciendo recursos […] entonces la falta de presupuesto, por ejemplo, limita las actividades de las políticas públicas en favor de la niñez en México”.
¿Cómo podemos acceder a la información sobre crianza respetuosa?
Mar se ha informado a partir de artículos en internet y redes socio digitales, dónde psicólogos y psicólogas como Machy Guerrero, desde su experiencia, difunden contenido sobre el tema.
Al preguntar qué otros contenidos de entretenimiento le han ayudado a reforzar las enseñanzas de su crianza respetuosa. Mar menciona con cariño, una de sus series de televisión favoritas para ver en familia.
“A todos nos gusta mucho Bluey tanto ellos como a mí, porque la animación es muy linda, para ellos tiene muchos valores y mensajes que están súper bien para los niños, porque los entienden y los ponen en práctica para resolver problemas para trabajar en equipo, para regular sus emociones. Y también siento que está dirigido a los papás en cuestión que nos enseñan muchas cosas para replicar cómo pareja o como padres, se me hace muy como una relación muy sana que puedes aprender”.
Bluey sigue a una familia de perritos y ha encantado a niños y adultos. Según Disney+, en diciembre de 2023, Bluey fue una de las series más vistas en la plataforma. Y es que desde su desarrollo, el creador Joe Brumm investigó sobre la crianza respetuosa con el objetivo de reflejarlo en cada episodio.
Por último, Mar reflexiona sobre la importancia de ser abiertos a otros modelos de crianza.
“Creo que es importante también respetar el hecho de cómo educan a los demás. Más las generaciones pasadas, al ser de otras generaciones hay muchas veces que no quieren aprender cosas nuevas. Entonces creo que va por ahí el hecho de que en general se abran a conseguir herramientas que puedan ayudarnos a tener, pues una mejor calidad de vida, tanto física como emocional. Creo que es importante que cuidemos mucho a los niños, y que los amemos mucho, y dejemos de pensar que son adultos chiquitos, y les dejemos vivir sus infancias y ensuciarse y alocarse, pero siempre cuidándolos y teniéndolos a un ojo”.
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