Intérpretes y expertos hablan sobre el contexto en que surgieron los corridos tumbados, el movimiento musical más polémico del momento.
Escucha este trabajo especial con producción de Uriel Gámez.
Julián Vásquez
Emmanuel Silva la está rompiendo en el mundo musical. Con “Alto Linaje”, banda de la cual es vocalista desde los 16 años, mensualmente los escuchan más de un millón de personas tan sólo en Spotify.
Canciones como “Ojos Colorados”, con Junior H, lo han posicionado cómodamente en el gusto de un público, que ha apoyado al movimiento musical más polémico del momento: los corridos tumbados.
¿Qué hay detrás de este género? ¿Es sólo música o va más allá de la propaganda del narco?
Un subgénero de la música popular mexicana
Para entender a los corridos tumbados, es necesario adentrarse en su contexto, significado y en su origen en el corrido, que históricamente ha narrado sucesos importantes, hazañas de personajes históricos y la realidad de ciertos sectores sociales.
Así lo explica María Luisa de la Garza, doctora en filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid y autora de “Pero me gusta lo bueno. Una lectura ética de los corridos que hablan del narcotráfico y de los narcotraficantes”.
“Digamos que hubo toda una política que los hizo relevantes cuando se consolidó el nacionalismo revolucionario. Desde que la frontera con Estados Unidos, hace más o menos 100 años, se empezó a cerrar, la migración es otro tema constante y en los corridos se registra en los cambios que ha habido en las políticas migratorias y por supuesto también a raíz de que la frontera, digamos, hay más garitas, más aduanas, etcétera, está el tema del contrabando”.
Desde luego que los corridos tumbados no quedan fuera de estas funciones, pero antes de seguir, ¿qué es un corrido tumbado?
Este subgénero de la música popular mexicana, usualmente interpretado al ritmo de polka o vals, sigue las mismas reglas que un corrido tradicional, sólo que le agrega ritmos urbanos. Así lo dice el padre de los tumbados, Natanael Cano.
“Mientras que los corridos se congelaron en el tiempo, el gangsta rap se generalizó y empezó a ser respaldado por las principales discográficas, convirtiéndose en sinónimo de pop hasta que se introdujo a la música trap. El espíritu de la música trap atrajo a los jóvenes artistas mexicanos repasando las influencias fundamentales de los ritmos urbanos, la sensibilidad del hip hop y la superposición de las letras de los corridos, lo desglosaron y lo recrearon a lo que ahora llamamos corridos tumbados”.
El etnomusicólogo Bruno Bartra no sólo está de acuerdo con esto, sino que además menciona que, contrario a las críticas del movimiento que argumentan que sólo son ruido, los corridos tumbados sí son música.
“En la guitarra – es muy usual que inicie una guitarra- ya sea de 12 cuerdas o una acústica con cuerda de nylon, o sea una tejana, sí traen un sonido y un ritmo que ahí se nota que están ciertos contratiempos derivados de esa música popular contemporánea: rock y hip hop, con una serie de estructuras y fórmulas que derivan por un lado de los corridos, pero también ya de estructuras armónicas un poco más complejas que podrían derivar del rock alternativo. Entonces, música desde luego sí es”.
¿Apología al narcotráfico?
No hay que tapar el sol con un dedo. Muchas de las líricas de los corridos y los corridos tumbados hablan sin rodeos del uso de drogas, o incluso relatan batallas del narco frente al Ejército, como en Gavilán II, canción de Peso Pluma y Tito Doble P, que hace clara referencia al Culiacanazo.
“Un jueves en Culiacán, cómo se me va a olvidar que peleamos, la consigna era salvar un hijo del general, el que iba al mando”.
Para la doctora De la Garza, esto no es nuevo. De hecho, el registro lírico del contrabando y acciones delictivas ha existido desde el siglo XX.
“Y el contrabando ha sido hacia el norte y hacia el sur: de telas, hay contrabando de armas del Norte Sur y hay del sur al norte, pues se pasan personas y pasan productos, por supuesto las drogas. Estamos hablando de hace casi cien años que ya hay corridos de eso.
Para Bruno Bartra, cantar sobre la violencia que causa el narcotráfico apunta a que los corridos tumbados, al igual que los tradicionales, son un registro del entorno de sus creadores.
“Desde la perspectiva de hacer letras de lo que uno vive y narrar la realidad circundante, a manera un poco de “juglares” a veces en primera y a veces en tercera persona, se parte de la misma perspectiva de lo que hacía el corrido tradicional, sólo que el tradicional, el del siglo XIX, hablaba de lo que hacían algunos bandoleros de la época, algunos que después fueron considerados precursores de la Revolución Mexicana. Pero finalmente la gente describía el entorno en el que vivían.”
Emmanuel Silva, joven originario de Ecatepec, Estado de México, cuenta que el género y sus letras reconocen una realidad nacional que le es cercana.
“Hay veces que uno escucha otro tipo de canciones y las canta, y no porque la canta ya quiere decir que anda haciendo lo mismo, o anda haciendo cosas que no, ¿sabes? Principalmente, los corridos yo creo que sí, ya hablan de todo este mundo que obviamente todos sabemos que existe, pero pues no debería ser tan mal vistos, porque son cosas que pasan, son cosas que suceden día a día”.
Una ventana a la juventud actual
- Fotos: Julián Vásquez
Vestido a la moda “placosona”, con lentes oscuros y una cadena plateada sobre el cuello, Emmanuel, de 20 años, nos platica sobre qué es lo que inspiran sus letras, que no necesariamente apelan a la violencia.
“Cuando escribo, me gusta inspirarme en las cosas que me han pasado o igual en vivencias con compas que luego salimos a cotorrear. La mayor parte de los corridos yo creo que habla de experiencias que uno va viviendo ahí o que ve.”
“Por ejemplo, Ojos Tumbados es una rolita que siento que es la más personal, me agarró en un momento un poquito melancólico, y en vez de ponerme a escribir algo triste dije, ‘voy a sacar provecho al cómo me siento ahorita’ y escribo un corrido que sea inspirador, ¿sabes? Que alguien que lo escuche se inspire y pues de ahí creo Ojos Tumbados”.
El movimiento de los corridos tumbados descansa bajo la onda “placosa”, una moda que aspira a vivir bien, vivir rápido y con lujos para uno y sus personas cercanas.
Esta narrativa es especialmente atractiva en un país donde, de acuerdo con el Inegi, ocho de cada diez jóvenes viven en pobreza o vulnerabilidad social que, según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, registró la cifra de 29 mil 675 homicidios dolosos en 2023. Así lo considera Bruno Bartra.
“Por un lado es un retrato; por otro lado, es consecuencia y por otro lado promueve. Sí, lo alimenta una identidad juvenil que es la dominante ahora en cierto grupo de edad. Clavarse en las letras, escucharlas, entenderlas, buscar qué significa cada cosa en cuanto a lo coloquial sí es una ventana al mundo de la juventud actual, a la cultura o a una identidad juvenil mexicana y pues resulta ser la que es dominante sobre todo en el norte y centro del país”.
Sí, muchas letras exaltan la vida de personajes vinculados al narco, pero es por el deseo de superar la condición en la que muchos niños y niñas nacen.
“Históricamente, a mí me gusta bailar y he bailado salsa y ¿cuántas salsas no son absolutamente misóginas? Yo creo que se juntan muchas cosas, se junta el racismo, se oculta el clasismo, sobre todo a mí lo que me parece digamos incorrecto es que se estigmatice todo un género sólo porque lo canta gente con sombrero, por ejemplo”.
“Parte del problema que hay ahora es que esa producción de gente “sin legitimidad” sube, se oye. Es un problema de descontextualización y recontextualización de la música”.
Escucha el especial completo con producción de Uriel Gámez.
Te recomendamos:
TikTok bajo la lupa de la Unión Europea por considerarla adictiva y dañina