Los primeros tres casos de Covid-19 llegaron en un vuelo de Italia el 27 de febrero de 2020. Un año después, más de dos millones de personas ya son parte de las estadísticas.
Escucha el primer capítulo del podcast ‘Un año de pandemia: Memoria colectiva de la Covid-19’
Por Adriana Flores
19 de abril de 2020.
Es primavera en México. En una casa de la alcaldía Gustavo A. Madero, en la Ciudad de México, la maestra de primaria Alma Sandoval llama a Patricia, su doctora de confianza. Su hijo Gareth, de dos años y cinco meses, ha enfermado de pronto sin motivos aparentes.
“Eran casi las 11 de la noche y de repente le dio una fiebre de 37 sin ningún síntoma, la fiebre altísima, le marqué a Paty, le dije que él no tenía fiebre, se me hizo extraño, me dijo que le diera paracetamol, pero se le subía la fiebre”.
El niño mejora después de las primeras dosis de medicamento, pero la enfermedad se propaga rápido entre los integrantes de la familia. Primero Miguel Castro, esposo de Alma, después ella y su hijo mayor, Santiago, de nueve años. Se sienten cansados y débiles, perciben inflamación en sus cuerpos.
Ese mismo día, en Palacio Nacional, autoridades de la Secretaría de Salud reportan las cifras más recientes de la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2, que desde el 29 de febrero comenzó a sumar contagios y muertes en el país.
Desde entonces han pasado 51 días y ya suman 8 mil 261 los contagios y 686 los fallecimientos en el país. En el mundo, son dos millones los casos y 152 mil las muertes.
Alma ignora que su familia ya es parte de esa estadística, que hoy registra más de dos millones de casos en México y que ya es considerada como la peor crisis sanitaria, social y económica que ha enfrentado el mundo en los últimos 100 años. Así lo describe la economista independiente Norma Samaniego.
“Esta pandemia ha sido algo que nunca habíamos imaginado, su impacto ha sido severo y sus efectos en el empleo, el ingreso y en la pobreza se están dejando sentir en todo el mundo, se trata de un fenómeno muy distinto a una crisis tradicional”.
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EL AVIÓN QUE TRAJO EL VIRUS A MÉXICO
El 19 de febrero de 2020, el estadio de futbol San Ciro, en Milán, Italia, se convirtió en una “bomba biológica”. Así lo llamaron las autoridades: más de 40 mil hinchas salieron de la ciudad de Bérgamo para presenciar el partido de octavos de final de la Champions League entre su equipo, el Atalanta, y el Valencia.
Cinco días antes de aquel partido, la Organización Mundial de la Salud detalló que había 523 casos del nuevo coronavirus esparcidos en 25 países. Los factores se conjugaron: en esa ciudad medieval, de apenas 120 mil habitantes, varios mexicanos coincidieron en una convención.
Con su regreso al país, también llegaron los primeros casos de la nueva enfermedad: un hombre de 35 años originario de la Ciudad de México, otro más de 41 años, de Tizayuca, Hidalgo, y un tercero de 59 años de edad. La confirmación de estos casos, por parte de Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, fue el inicio de lo que posteriormente sería una emergencia.
“Hoy, el coronavirus 2019 no hemos considerado que cumpla condiciones para ser considerada emergencia. Ojo, no quiere decir que no sea relevante ni epidemia, pero no automáticamente toda epidemia se vuelve una emergencia”.
Entre esos primeros casos, también están los de personas que sin razón aparente enfermaron, pero que hasta ahora no saben si tuvieron covid-19. Así le pasó a Rodrigo Arriola, un psicólogo clínico de 31 años de edad. Sus malestares iniciaron el 8 de marzo. El antecedente: una reunión con personas de Argentina y Suiza.
“Me sentí como agripado, el viernes todavía trabajé, el sábado no, el domingo me sentí mal, sentí un malestar horrible y fui al hospital”.
A su llegada a un hospital privado en Coyoacán, Rodrigo se encontró con un sistema de salud que no estaba preparado para la nueva enfermedad. El personal médico le hizo un examen para diagnosticar influenza, una radiografía de tórax y una prueba de sangre.
¿Y los reactivos para detectar covid-19? “Caros y limitados”, le contestaron.
Diagnóstico preliminar: influenza tipo A y síntomas de neumonía.
“Me dicen: ahorita ve a tu casa durante dos semanas, no salgas, come bien, toma alimentos. Y me mandaron tratamiento influenza. Después tuve cuatro días más con fiebre, mal de vías respiratorias”.
En la primera semana de su confinamiento, Rodrigo –a quien también llaman Rod– estrenó el podcast “PSM Psicología y Salud Mental”, con el tema “Pandemia y Cuarentena”, una cuarentena que en México inició el 23 de marzo, cuando el gobierno declaró el comienzo de la Jornada Nacional de Sana Distancia.
UNA CASA CONVERTIDA EN BÚNKER
Como la mayoría de la población mexicana, la necesidad de Miguel, el esposo de Alma Sandoval, de continuar su trabajo, lo expuso al contagio. Su asistencia habitual a dos tianguis fueron la vía de entrada del virus a su hogar.
La falta de preparación del sistema de salud obligó a la familia de Alma a recuperarse en casa, a la que convirtieron en un búnker.
“Fui al hospital Primero de Octubre y que no había espacio, después al Juárez y me tomaron la oxigenación y me dijeron que no es recomendable que entre. Incluso en la clínica 29 tampoco me quisieron dar atención. Decían que no era derechohabiente, que me fuera a mi clínica porque ellos tenían muchos casos que atender”.
El encierro duró 45 días. Los suficientes para que México alcanzara su momento más crítico durante la primera etapa de la pandemia y que evidenció años de rezago del sistema de salud: a la insuficiencia de camas y personal médico y de enfermería se sumó la demanda de material sanitario que en una primera etapa escaseó.
Para el director de Desarrollo Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, Rodolfo de la Torre, la situación mostró las carencias en materia sanitaria.
“Sí vemos que la población en distintas zonas del país ha sufrido de forma diferenciada la pandemia, o porque los hospitales están centrados en la pandemia y dejan de dedicar recursos a otros padecimientos, eso se traduce en que en algunas zonas del país hay personas con más acceso a servicios de salud que otros. Claramente es un saldo negativo, situación catastrófica en términos de salud y económicos”.
Este saldo de la crisis venía en camino: pérdida de millones de empleos, caída del Producto Interno Bruto y cierre de miles de negocios.
EL SEMÁFORO ESTÁ EN ROJO
Verano.
Los 90 mil casos registrados hasta mayo coinciden con la puesta en marcha del semáforo epidemiológico, que comenzó con 31 de los 32 estados en rojo y el inicio de la llamada “Nueva Normalidad”. Cancún, el destino turístico mexicano más reconocido en el mundo, entró en números rojos.
“No se veía tanta gente como antes, no se veía gente y una siempre con el temor de que las cosas se pusieran peor de lo que ya estaban”.
Cuando el turismo está en su apogeo, Deisy María Chel Noh, una camarista de 41 años que por más de dos décadas ha trabajado la zona, llega a ganar de dos a tres mil pesos en propinas que se suman a los mil 400 pesos que le pagan de salario en el Hotel Royal Sands, por la limpieza de cinco cuartos al día. En el día más duro que enfrentó en la pandemia llevó sólo 500 pesos a su casa, donde vive junto a su madre y su padre.
“No estábamos acostumbrados a estar encerrados y el estar pensando qué va a pasar, qué será el futuro, cuándo va a terminar esto y el dinero para comprar comida, porque tenemos que comer todos los días, el agua y la luz se tienen que pagar cada mes, entonces era como que me agobiaba mentalmente, más que nada mis preocupaciones eran por eso”.
Entre abril y mayo, la covid-19 provocó que 12 millones de personas quedaran sin empleo. Una situación inédita, ya que la mayoría pertenecía al sector informal.
Según cifras de la Cepal, las mujeres fueron las más perjudicadas: tres de cada 10 no volvieron a sus puestos de trabajo, destaca la economista, Norma Samaniego.
“En esta crisis sucedió algo no visto: sí cayó el empleo formal pero cayó más el informal y esto se debió al confinamiento: mucha gente se retiró de sus trabajos, una por atender a cuestiones médicas, de salud, y otra porque muchas empresas, muchos consumidores, ya no salían, no había a quien vender”.
ENCERRADOS EN CASA
Otoño.
Los contagios diarios ya se cuentan por miles. El Zócalo vacío en el día del Grito de Independencia es el sello de la emergencia que también envió a más de 30 millones de estudiantes a iniciar el ciclo escolar en sus casas.
“El covid es un bicho que es bueno y te ayuda a que convivamos más en casa”.
“Es una enfermedad que te hace que te laves las manos y quitarse la ropa cuando venimos a la casa”.
Son Itzayana y Marcela, alumnas de María del Pilar Guevara. La situación inédita de la epidemia la llevó a buscar otras opciones de enseñanza y adquirir nuevas habilidades: inventó personajes con muñecos de peluche, aprendió a tocar la guitarra y entonó canciones para hacer más llevaderas las clases a distancia para estudiantes del jardín Crí Crí, en Orizaba, Veracruz.
“Fue sorpresivo, inesperado, algo de lo que no teníamos en mente, un poco de ansiedad en cuestión de no saber qué iba a pasar. Es complicado porque una pantalla es muy fría, necesitamos de la mirada del niño, del abrazo del niño, la voz del niño. Es reto muy difícil por cumplir”.
La falta de computadoras o de acceso a Internet complicó la educación a distancia. Una de cada seis niñas, niños y adolescentes de bajos recursos no tomó clases bajo esta modalidad y en tres de cada diez hogares con niñas y niños se reportaron síntomas de ansiedad severa. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estimó que en México los años esperados de escolaridad se reduzcan hasta llegar a los niveles del 2015.
Uno de los desafíos más grandes será reducir la brecha de desigualdad en los niveles de aprendizaje, así como en el acceso a infraestructura educativa, señala Anaíd Reyes Hernández, politóloga, internacionalista e integrante de la Red de Mujeres por la Educación.
“El parar y reacomodar un sistema tiene que tratarse como una situación de desastre, cuando fue el terremoto 2017, en las comunidades de Oaxaca fue muy claro: tuvimos que generar espacios alternativos de aprendizaje, como si estuviéramos en un momento de reconstrucción. Queremos regresar a la escuela para ponernos parejos, pero también nuestras escuelas no están parejas, esa es, digamos, una preocupación, seguimos pensando en educación de manera fragmentada, o sea, nos está faltando una visión más integral de la educación”.
INVIERNO LETAL PARA MÉXICO
El invierno llega y con él una nueva ola de contagios. Hay días en que el informe diario reporta 11 mil o más de 12 mil casos. Enero rompió récords con 32 mil 729 fallecimientos, 43 cada hora.
La tasa de mortalidad pone a México bajo la mira internacional y de expertos que cuestionan la estrategia federal, como Jorge Castañeda Sánchez, investigador del Departamento de Sistemas Biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana.
“Las autoridades fueron bastante laxas en algunas situaciones, el uso de cubrebocas debió haberse implementado de manera obligatoria y estos llamados a quedarse en casa, evitar reuniones masivas, el segundo pico de la pandemia y el número tan alto de casos y defunciones, la realidad es que la gente lo sigue haciendo”.
Pero la estrategia de salud frente a la pandemia no le corresponde sólo al gobierno, sino a la sociedad, consideró el presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública, Jesús Felipe González.
“No está en los hospitales, sino en lo que hagamos desde nuestro hogar, donde nos transformamos y cómo nos comunicamos, eso es claro, ahí es donde están las acciones de salud pública”.
LA PANDEMIA HA TRANSFORMADO A MÉXICO
A un año desde la llegada del SARS-CoV-2, la vida de la población mexicana se ha transformado: Rodrigo inició su podcast que ya lleva 16 capítulos, Itzayana y Marcela aprendieron nuevas formas de comunicarse y Daisy adoptó nuevos protocolos en su trabajo.
Desde su casa en la Gustavo A Madero, la profesora Alma aprovecha la experiencia con su familia para brindar acompañamiento a nuevos pacientes.
“Les he podido compartir que no pasa nada, que vamos a estar bien. Que pasa esto, vigilante, lleva una bitácora, registra todo y eso ha sido una satisfacción muy grande”.
Por eso celebró el fin de su confinamiento con un menú especial: pizza y aguas frescas y aquella canción que sonó constantemente cuando ella y su familia estuvieron confinados para hacer frente al nuevo virus.
Con la primavera de 2021 en puerta, el único camino para poner fin a la pandemia son las vacunas que brigadas de salud aplican en parques, plazas y estadios de al menos 70 países del mundo. Dentro de los hospitales el personal médico y de enfermería sigue en pie atendiendo la emergencia.