Jóvenes de América Latina y el Caribe buscarán que todos los países firmen el Acuerdo de Escazú, adoptado en 2018, para garantizar el respeto a los derechos humanos en materia ambiental.
Escucha la entrevista con la joven argentina Nasha A. C. Cuvelier, quien participará en la COP26.
IMER Noticias
La crisis climática se intensifica a la par de los asesinatos –más de cuatro por semana– contra personas que protegen los bosques, humedales, océanos y cualquier tipo de biodiversidad en riesgo.
Líderes comunitarios, pueblos indígenas y opositores a la minería, tala y represas son las principales víctimas en Colombia, México y Filipinas, los países más peligrosos para quienes defienden el planeta, de acuerdo con el informe “Última línea de defensa”, de Global Witness.
Javier Francisco Parra Cubillos, defensor de la Sierra de la Macarena, y Homero Gómez González, “guardián de las mariposas monarca”, forman parte de la lista de defensores ambientalistas asesinados, crímenes que la juventud plantea frenar con la firma y ratificación del Acuerdo de Escazú.
Una de esas jóvenes es Nasha A. C. Cuvelier, cofundadora de Sustentabilidad Sin Fronteras en Argentina y quien participará en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP26.
Nasha, ¿de qué trata el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe?
Este acuerdo es sumamente importante porque trata sobre asuntos ambientales, pero tiene cuestiones muy prácticas, como la protección de la participación ciudadana, el acceso a la información, a la justicia ambiental; es por eso que es un acuerdo que tiene que sí o sí estar firmado por todos los países.
Tiene que haber realmente una protección para los activistas ambientales. ¿Sabías que la región es una de las más peligrosas para ser activista ambiental? Había en muchos casos falta de justicia, entonces, proteger a quienes protegen el planeta es muy importante y un acuerdo como el Acuerdo de Escazú justamente sienta las bases para la participación ciudadana, para el acceso a la información, para la justicia.
¿Qué otros objetivos plantea la juventud rumbo a la COP26?
Un segundo punto es que el financiamiento internacional, al menos el 50 por ciento, se destine a adaptación. Nuestros países en la región son muy vulnerables al cambio climático y tenemos muchos países con tasas muy altas de pobreza y de comunidades vulnerables, es ahí adonde tienen que ir dirigidos los fondos, a fortalecer a esas comunidades. El punto número tres es proteger al menos el 30 por ciento de los ecosistemas terrestres y marinos. Te imaginarás que estamos muy lejos de ese objetivo.
¿Cuál es uno de los mayores retos para la región?
Por supuesto, reducir a cero los subsidios a los combustibles fósiles al año 2030, es una forma de conseguir energía que tenemos que abandonar. Ahora, sabemos que no lo podemos hacer de un día para el otro, pero también sabemos que desde los años 70 venimos diciendo que hay que hacerlo.
De acá al 2030, cero subsidios a combustibles fósiles. Y en línea con eso, la reducción de las emisiones, esto de aplanar la curva es hacer que las emisiones dejen de subir, que sigan subiendo, tengan su pico y bajen para hacer carbonos neutrales al 2050. Es un objetivo muy difícil de alcanzar, pero para nuestros países, sobre todo en la región, no es imposible.
Para lograr estos objetivos, ¿qué solicitan a países con mayores recursos, responsables de la emisión de mayores contaminantes, mismos que llegan a países pobres? ¿Hay responsabilidades comunes?
Totalmente. Es una exigencia que hay que hacer sobre la base de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, todos somos responsables, pero no todos tenemos la misma participación; claramente, Estados Unidos, con una huella de carbono no se puede comparar con un país latinoamericano como una huella de carbono promedio per cápita de dos tres puntos, entonces claramente hay una responsabilidad diferenciada.
No solamente se trata de exigir financiamiento, sino cómo se va a ofrecer ese financiamiento porque si bien en forma de deuda no lo queremos, no es más deuda para los países es lo que necesitamos, sino en forma de apoyo real, transferencias monetarias que impliquen infraestructura verde, trabajos verdes, trabajo justos transición justa. Entonces es pedir los 100 mil millones de dólares que se tienen que pedir y que sea realmente de desarrollo para nuestros países y no en forma de deuda.
Al hablar de todas estas exigencias nos preguntamos, ¿de verdad harán eco las voces de la juventud en la Cup 26?
América Latina unida es distinta que América Latina separada y los jóvenes creo que están dando un muy buen primer paso en ese sentido para mostrar un frente unificado y llevar una sola declaración que ya tiene más de 35 mil firmas en una petición y están sentando muy bien las bases de qué es el piso mínimo de acción que se requiere climáticamente.
Ahora ya hay un grupo de WhatsApp con más de 150 jóvenes de toda la región. Si bien es una COP difícil porque es en Glasgow y para la participación ciudadana desde el punto de vista de lo caro el pasaje, la situación del covid, creo que va a tener una participación muy destacada de los jóvenes del América Latina.
Por último, Nasha, nos gustaría saber cómo se organizó la juventud durante la pandemia? ¿Hay algo positivo a resaltar?
Creo que algo que nos dejó positivo la pandemia fue un aprendizaje de cómo trabajar de manera virtual y digital y en una región tan vasta como América Latina y el Caribe, cuando son muchos kilómetros para recorrer, el hecho de aprender a trabajar con distintas herramientas nos dio transparencia, pero al mismo tiempo utilizar herramientas digitales que reúnen la opinión de todos, hacer votaciones, hacer encuestas, todo eso puesto al servicio en un proceso lo más amplio y participativo posible.
Creo que esa es una fortaleza que nos dejó este tiempo de pandemia. Ahí lo que hay que cuidar es por supuesto el acceso a Internet, a la información que tienen los jóvenes en la región, pero muchos pudieron expresar su opinión.
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