Productores de alimentos, vendedores y cargadores avanzan por los pasillos de la Central de Abasto para mantener sin interrupciones la cadena que alimenta a la gran ciudad.
La ruta para llegar al gran centro de distribución de alimentos en la capital, la ya conocida Central de Abasto, CEDA, tiene un tráfico inusual. Bastan 20 minutos para llegar desde el Ángel de la Independencia al corazón de la cadena alimenticia de la Ciudad de México y sus alrededores.
El sol observa con cautela a una capital donde la mayoría se refugia en casa y por otro lado a un diablero que lleva la verdura hacia la camioneta que va rumbo a los tianguis de los Reyes la Paz. Niños y niñas, adultos mayores, mujeres y hombres convergen en lo que llaman una ciudad dentro de la capital, dentro de la Ciudad de México. El ritmo ahí no para. Incluso, el tráfico se hace presente.
Así como en la Central de Abasto nadie para, la Policía capitalina tampoco detiene su paso. Es desde esta capital alimentaria que los agentes surten las naranja que llevan los kits de los elementos de seguridad locales. Así lo cuenta Ariel encargado de la bodega U, 179, quien aprovecha para invitar a las personas a surtir sus despensas en este gran mercado, uno de los más grandes a nivel mundial.
<<Nosotros ponemos naranja para una empresa y esta empresa les lleva desayunos, comida y cena a los policías. Entonces aquí no paramos, los policías de la ciudad no descansan, entonces nosotros seguimos mandado su fruta. Así como en los supermercados, que venga una persona a surtirse a comprar lo que ocupa de despensa para la semana y aquí hay de todo, gracias a Dios sigue habiendo de todo, lo que quieran: verduras, frutas, carnes, sigue normal aquí la venta. Sí quieren venir a comprar a la ciudad, sin broncas, si ningún problema>>, dijo.
Conforme pasan las horas, la temperatura aumenta, al igual la afluencia de personas que busca víberes, frutas y verduras por los pasillos bien conocidos por “Javi”, quien por más de 30 años ha trabajado en este inmenso mercado.
<<La Central de Abastos es la mas grande del mundo, sin embargo nos hace falta mas conciencia , eso es lo que te puedo decir. Hay un gran número de personas que sí están utilizando las mascarillas y otras no. Pero si es importante concientizar aquí en la central de abastos, al gran mundo que vivimos aquí dentro>>, expresó.
Y añadió: <<Valdría la pena que sí nos concientizáramos. Porque esto es muy grave, la situación que se vive en el mundo es triste. Entonces sería de gran ayuda que se concientizaran y todos usáramos el cubre bocas los guantes el gel. Hay personas ya mayores de 70 años 75 y te están cargando un diablo que tiene 25, 30 cajas de plátano; es increíble. Gente que en verdad no tiene que salir de su casa que no salga, que no salga y nosotros si nos encargaremos de llevarle el alimento allá a sus casas.>>
En este momento, donde el tiempo parece avanzar de manera distinta a la habitual, entre calles vacías, parques sin personas y locales que cierran por falta de clientela, en la Central de Abasto transcurren las historias de quienes como si se tratara de una gesta heroica hacen que la cadena que alimenta la capital no se rompa.
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