La escritora Elena Poniatowska fue celebrada en el Palacio de Bellas Artes por amigos, colegas, funcionarios y lectores con motivo de sus 90 años de vida. La autora y periodista agradeció conmovida las muestras de cariño y recordó a todos sus amigos, incluyendo a los que ya no están, Carlos Monsivais y José Emilio Pacheco.
Amelia Rojas
Una celebración que estuvo enmarcada por el amor y la amistad a Elena Poniatowska fue la que se llevó en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes en el Homenaje “Elenísima, 90 años”
Nacida en Francia el 18 de mayo de 1932, Elena Poniatowska es una mujer que se impregnó del pueblo, que hizo suyos los clamores de luchas sociales y políticas y que ha dado voz a las que siempre se ha querido callar, las mujeres, como resaltó en la ceremonia, la jefa de gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
“Fue de las primeras que habló de la violencia y la condición de desigualdad de las mujeres. Ella ha hecho visible a las soldaderas, artistas, luchadoras, En las decenas de historias que Elena ha ido contando con su maravillosa, franca y puntilluda pluma, nos ha ido mostrando de Hasta no verte Jesús mío, con Jesusa Palancares, historias de mujeres insurrectas, que con su grandeza, entereza, convicción, vida, arte, lucha y vida cotidiana, han ido construyendo el México que no se contaba: el de las mujeres”.
La música y las artes escénicas estuvieron presentes en el homenaje. Niños y adolescentes de Semilleros Creativos de la Secretaria de Cultura en Quintana Roo, Tlaxcala, Coahuila y el Estado de México presentaron propuestas escénicas que hicieron alusión a sus obras literarias, al igual que algunas lecturas dramatizadas con fragmentos de El Tren pasa primero, Nada nadie, las voces del Temblor, La Noche de Tlatelolco o El amante Polaco.
La antropóloga Marta Lamas se enfocó en la visión que Elena ha dado a las mujeres en sus libros, a las que ha dado voz y espacio, con distintos rostros y personalidades.
“Elena no idealiza a la mujer, sino que muestra que hay muchas formas de ser mujer. Su escritura expresa dilemas y realidades femeninas y ella misma encarna un ideal feminista: el del trabajo y ser autónoma. Su oficio de periodista y su talento de narradora, conjugan su pasión vital por escribir, donde además de dejar volar su imaginación da cauce a su solidaridad con una variedad de personas y de causas. Desde los estudiantes a los ferrocarrileros pasando por los familiares de las personas desaparecidas”.
La periodista María Teresa Priego, señalo que Elena ha sido capaz de convertir la desgarradura en cita amorosa
“Dijiste en tu discurso por el Premio Cervantes y quizá este es el centro mismo de tu sabiduría. Cito: -todos somos venidos a menos, todos menesterosos, en reconocerlo está nuestra fuerza-. Pues sí, eso somos Elenita, rotos, descosidos, más de una vez desamados. Lo que es difícil lograr como tú lo haces, es convertir la desgarradura en cita amorosa, en esperanza. Qué singular que justo tú, la más confiada y optimista de este mundo, sea una experta en aprender y narrar los dolores de los demás”.
Conmovida, Elena Poniatowska agradeció a todos, a los presentes, a los que ya no están, como Carlos Monsiváis o José Emilio Pacheco, a su familia, a sus nietos y a todos lo que nos considera también sus nietos.
“Y recuerdo ahorita a todos los amigos, las amigas que me han precedido y que a lo mejor nos están viendo, espero. Gracias, gracias es una palabra muy bella y la digo, se las digo desde aquí desde el fondo del corazón, gracias”.
Al final, luego de las tradicionales mañanitas y el pastel que partió y que después fue repartido entre los asistentes, Elenita, Elenísima como se llamó este homenaje, salió a compartir con sus lectores, firmó libros, se tomó fotos, y celebró con todos los asistentes sus 90 años de vida.