Desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico, la carretera federal 57 que atraviesa seis estados se ha convertido en un punto rojo por los altos índices de delincuencia.
Escucha este trabajo especial sobre la vialidad considerada como peligrosa.
Perla Miranda
En su infancia y adolescencia Irma Hidalgo recorrió infinidad de veces la carretera federal 57 de Nuevo León a Coahuila.
Irma se acomodaba en el asiento trasero y escuchaba música o las conversaciones familiares. Llegar a Saltillo no tomaba más de dos horas, luego podía jugar con sus primos, comer en familia y ya entrada la noche regresar a casa. Nunca sintió miedo.
Los recuerdos de esos viajes son tesoros para la Irma adulta, la que hace más de 15 años evita viajar por carretera por temor a convertirse en “un número más” entre las estadísticas de desaparecidos o de víctimas de secuestro.
Para ella, la violencia e inseguridad en el estado, son consecuencia de la llamada Guerra contra el narcotráfico, declarada en 2006. Pero de la que se considera víctima desde 2008.
“En este tramo de Nuevo León de la carretera 57 sí se ha conocido que ha sido siempre peligrosa. Ha sido un punto del tráfico de drogas, tenemos todos estos años, a raíz de la supuesta guerra contra el narcotráfico que los ciudadanos de Nuevo León nos sentimos sumamente inseguros para viajar en carretera.
Conocemos de los secuestros de autobuses, regularmente dicen que son de migrantes como si los migrantes no valieran. Hemos conocido hasta secuestros de autobuses completos, con todo y pasajeros y con todo y chóferes.
Eso es una situación muy terrible de inseguridad que hemos vivido ya por más de una década”.
La carretera 57: el terror de transportistas y viajeros
En octubre de 1958, el presidente Adolfo Ruiz Cortines inauguró la carretera 57.
Sus mil 295 kilómetros que atraviesan Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Estado de México, Hidalgo y Ciudad de México la convierten en una de las vías más importantes por su conectividad comercial e industrial.
Pero entre 2008 y 2009, el robo de transporte de carga, las denuncias por secuestro y los operativos contra el crimen organizado, le dieron fama de insegura.
Aunque Irma admite que actualmente la autopista que conecta a Monterrey con Nuevo Laredo es más peligrosa que la 57, no ha recuperado la confianza para viajar en automóvil porque considera que la seguridad de los nuevoleoneses no es prioridad para las autoridades.
“Conocemos a una familia que su familiar desaparece en esta carretera a Matehuala, sí es la 57 y todo, todo es a raíz de la cooptación que ha tenido el crimen organizado, tanto en el Estado de Nuevo León como en el de Coahuila y Tamaulipas.
Al gobernador Samuel García en su agenda, parece que este problema no le importa. Él solamente anda viendo de dónde saca dinero. Para él no hay inseguridad y los ciudadanos, y los transportistas, personas comunes como nosotros no tenemos la garantía de la seguridad en carretera.
Al gobierno de Nuevo León no le interesa este tema a pesar de que la inseguridad es sumamente alta y sumamente violenta aquí en el estado”.
El mandatario reconoce la inseguridad en autopistas de Nuevo León. Pero, a la par responsabiliza al gobierno de Tamaulipas por la incidencia delictiva y afirma que por eso una obra prioritaria de su gobierno es la construcción de la carretera La Gloria – Colombia, para que haya una vía que llegue a la frontera con Estados Unidos sin necesidad de pasar por territorio tamaulipeco.
La carretera, un foco rojo para los y las migrantes
En Nuevo León, el robo de transporte de carga y las desapariciones forzadas son los delitos que hacen de la carretera 57 una zona roja.
Pero, en los 478 kilómetros que comprenden el tramo de Coahuila el tráfico de migrantes es el acto delictivo que predomina.
En 2022 el Instituto Nacional de Migración contabilizó 34 mil 298 rescates en Coahuila. Todos sobre la carretera 57, en los municipios de Monclova, Saltillo, Piedras Negras, Arteaga y Nueva Rosita.
Alberto Xicoténcatl, encargado de la Casa del Migrante de Saltillo apunta que, en su mayoría, los migrantes viajaban hacinados en cajas de tráiler. Pero, cada vez es más común el uso de camionetas turísticas y de plataformas de transporte de pasajeros.
“Saltillo es un paso obligado para diferentes fronteras que son los espacios de mayor tránsito o tráfico de migrantes. Por eso es que aquí hay constantemente detenciones de autobuses o inclusive de ubers que también transportan a las personas a los municipios fronterizos.
Lo que hemos visto es que la presencia de traficantes de migrantes incrementó a partir de que inició la guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón, sobre todo en esta zona hubo presencia del cártel de los Zetas y lo que hacían era cobrar un recurso económico a cambio de que la gente pudiera pasar.
A partir de ese momento hasta estos días, ya sea uno u otro cártel, porque hay el debilitamiento de unos cárteles, pero desafortunadamente aparece otro”.
Las historias de la carretera 57
Rodolfo Tlachy creció en una familia de traileros, desde niño escuchó de los peligros en la 57. Ahora que opera un tractocamión que un día cargan con carnes frías y otro con legumbres, ha sido testigo y víctima de la inseguridad en los tramos de Nuevo León y Coahuila.
El secuestro de un padrino en Matehuala y el robo de una caja del que fue víctima en Cándido Navarro, San Luis Potosí son los motivos por los que desde hace año y medio procura hacer viajes breves.
Durante el día y sin detenerse para comer, sabe que esto no lo exenta de los riesgos, pero es su forma de reducirlos.
“Siempre ha sido una zona o una ruta muy peligrosa, yo hago puro viaje corto, San Roberto, he llegado a Saltillo, Arteaga.
Ahí la maña está más nivelada, menos dura. No hay tanto secuestro, lo más pelado son los robos, te bajan la mercancía, a veces el tractor con la caja.
En Galeana me ofrecieron varo si metía vatos en la caja. Me abrí en corto, eran como 60, ¿si se morían ahí adentro? es mucho pedo”.
Rodolfo asegura que en su camino no solo sortea al crimen, sino que también se cuida de las autoridades que en teoría están encargadas de garantizar su seguridad al circular por la 57.
“Yo en mi persona le tengo más miedo a la guardia, a la estatal que hacen sus retenes. Ya ellos por cualquier cosa te bajan y órale de mil para arriba. Si se la bañan a veces, que si traes coca, armas o eres pollero. De Ramos a Galeana me han chingado hasta 12 mil pesos. Por eso vamos en puro convoy y si salen con sus mañas, nos ponemos al tiro”.
Al cierre de 2022, la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas denunció que en Matehuala, San Luis Potosí y Santa María del Río policías locales y elementos de la Guardia Nacional cobraban entre 3 mil y 5 mil pesos a operadores de transporte.
También en Coahuila y Nuevo León hay denuncias ciudadanas contra agentes federales que cobran entre 30 y 50 dólares por permitir el libre tránsito por la carretera federal.
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