La Guía de Bioseguridad en los vuelos propone medidas como filtros sanitarios y el límite de ingresos a personas en los aeropuertos.
Bianca Carreto
Más de 4.5 millones de vuelos cancelados y pérdidas que ya se estiman en 314 mil millones de dólares rodean a la industria del transporte aéreo que alista el reinicio de sus operaciones con un objetivo en la mira: evitar la propagación del virus causante de la enfermedad Covid-19.
La Agencia Internacional del Transporte Aéreo, IATA por sus siglas en inglés, publicó una guía de bioseguridad, para que una vez que pase la crisis sanitaria las personas recuperen la confianza en viajar en avión.
“La aviación necesita estar lista para otra función: ayudar a restaurar economías maltratadas y elevar el espíritu de las personas a través del poder del viaje”, dice el documento.
Con estos cambios, la industria busca además recuperar su protagonismo económico: más de un tercio del comercio mundial se mueve por aire y genera 25 millones de empleos directos a nivel mundial.
¿Cuál será la nueva normalidad aérea?
La IATA contempla cambios en toda la experiencia de viaje: desde la compra del boleto hasta que un pasajero aterriza en su destino.
Estos cambios requieren de un esfuerzo conjunto donde hay tres elementos principales:
- Aerolíneas y aeropuertos: deberán adoptar procesos de mitigación de riesgos.
- Gobiernos: como ocurrió después del 9-11 se deben reforzar mecanismos de evaluación e identificación de riesgos para la salud de los pasajeros.
- Pasajeros: además de capacitarse para tomar el control de sus viajes, deben aprender a identificar el nivel de riesgo para la salud antes de hacer maletas.
Hasta el mínimo detalle
La IATA prevé la necesidad de recopilar una mayor cantidad de datos de que permita el rastreo no solo de los pasajeros, sino de sus contactos.
Estos datos deben recopilarse a través de dispositivos electrónicos, como las visas electrónicas o plataformas de autorización de viajes. Estas podrían ser diseñadas por los distintos gobiernos.
Adiós, despedidas, hola, sana distancia
El acceso a las terminales aéreas quedará limitado a trabajadores y viajeros. Únicamente se permitirá el acceso de acompañantes a personas con discapacidad, movilidad reducida o menores no acompañados.
Los pasajeros deberán mantener entre sí rangos de 1 o 2 metros entre sí. Además, las autoridades aéreas deberán implementar cambios en el flujo de pasajeros en filtros de seguridad, migración y salidas.
Revisión sanitaria permanente
Los puntos de entrada deben contar con detectores de temperatura eficientes operados por personal capacitado -y con el equipamiento necesario- para detectar si un pasajero puede viajar o no.
Las aerolíneas deben cooperar con los gobiernos en la implementación de infraestructura sanitaria para asegurar que todas las áreas cuenten con gel sanitarios.
Además, deben impulsar la limpieza y desinfección periódica de áreas y equipamientos propios de los aeropuertos, como lectores de huellas, monitores y asientos.
Pruebas y más pruebas
La aplicación de pruebas para detectar Covid-19 al ingresar al aeropuerto es una medida que recomienda la IATA, una vez que exista una prueba que además de rápida sea confiable.
Autogestión del viaje
Los procesos de check-in deben agilizarse a través de los dispositivos tecnológicos, lo que permitirá reducir los tiempos de espera en aeropuertos, al mismo tiempo que disminuyen las aglomeraciones.
Cuidado a bordo
Una vez en el avión, como medida adicional de protección, la IATA recomienda el uso de revestimientos faciales en vuelos con pocas posibilidades de mantener el distanciamiento físico.
Otras medidas son el reparto de toallas desinfectantes y la agilización del servicio de catering, el cual deberá ir empaquetado.
Al aterrizar…
El contacto persona a persona debe reducirse al mínimo posible, por lo que una alternativa es que los gobiernos implementen mecanismos electrónicos que permitan a viajeros internacionales hacer sus declaraciones incluso desde su teléfono móvil.
Otra medida es el rediseño de las salas de migración
Con estas medidas, la IATA busca equilibrar la mitigación de riesgos y la necesidad de reactivar la economía en un sector que acumula pérdidas a medida que se incrementan los contagios en el mundo.
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