El elenco del musical está integrado por 28 cantantes, actores y bailarines, así como por 13 músicos, pero otras 63 personas trabajan para que la magia suceda.
Ariel Escalante
Gracias a la tecnología y a la magia del Teatro, el musical “Anastasia” nos lleva a viajar de las calles de San Petersburgo a París, del año 1906 a 1917, del clásico ballet El Lago de los Cisnes al musical de Broadway en cuestión de segundos.
Transitar por estas escenas es posible gracias a un gran esfuerzo que involucra a intérpretes, técnicos y creativos.
Algunos de estos detalles, que ocurren tras bambalinas y a menudo pasan desapercibidos para el público, fueron revelados por Jaime Matarredona, supervisor General de Producción de la obra.
Él nos contó que las canciones del musical son interpretadas en escena por 28 cantantes, actores y bailarines, así como por 13 músicos. Pero hay otras 63 personas tras bambalinas para lograr que la magia suceda.
Foto: Ariel Escalante
Fusión entre lo real y lo virtual
La producción de Anastasia se distingue por fusionar elementos físicos y virtuales para recrear los diferentes escenarios en los que se desarrolla la historia.
Esto se logra a través de dos elementos centrales: un arco que cruza el escenario, y representa la columna vertebral de la escenografía, y una enorme pantalla que implicó una inversión de un millón de dólares.
“Es una fusión entre lo físico, lo verdadero, y lo virtual y es algo que está súper bien armado. Una cosa que se vuelve muy impresionante en esta producción es que la iluminación está perfectamente cuadrada con el vídeo. Y si se dan cuenta, con poquitos elementos escenográficos ya pasamos de estar en las afueras de Paris a las calles de San Petersburgo, adentro del Palacio de los Romanov, y esto es en cuestión de segundos.”
El vestuario también juega un papel importante para trasladarnos a la ficción. Son más de 120 trajes que están basados en un minucioso análisis histórico y confeccionado con lujo de detalles. Algunos de ellos representan un reto para actrices y actores, por su peso y el número de piezas que los conforman.
Irasema Terrazas, quien interpreta con gran porte a la Emperatriz viuda, compartió que el vestido que usa para la escena en el Palacio de la Ópera de París pesa más de 15 kilos.
“Para mí, portar este este traje, este vestuario, además de ser un reto porque pesa mucho, es un orgullo, es la representación de una época, de una etapa de la historia como cada fragmento de la humanidad que nos va correspondiendo vivir. Por lo tanto, portarlo es de suma importancia. Yo llevo bastantes accesorios, yo tengo que llegar y checar: traigo esto, traigo lo otro, traigo lo demás, no olvidó nada.”
Una búsqueda incansable
La historia que cuenta este musical comienza en 1906, cuando la Emperatriz de los Romanov se despide de su pequeña nieta, Anastasia, para residir en París.
Años más tarde, en 1917, la familia imperial es ejecutada a manos del ejército bolchevique. Sin embargo, se rumora que la duquesa Anastasia Nikoláyevna Romanov logró escapar. Aquí inicia una esperanzadora búsqueda por parte de su abuela.
Foto: Ariel Escalante
A pesar de abordar un pasaje histórico que sucedió el siglo pasado, del otro lado del mundo, la obra nos conecta con su protagonista que busca descubrir su identidad.
La puesta en escena se estrenó en agosto y ofrece funciones de jueves a domingo en el Teatro Telcel de la Ciudad de México. Es protagonizada por Mariana Dávila, Javier Manente, Irasema Terrazas, Manuel Corta, Gloria Toba y Carlos Quezada.
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