Tres familias contaron a IMER Noticias qué medidas aplican para adquirir productos de la canasta básica y qué es lo que ya no agregan a sus “carritos” por considerarlo un lujo.
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Perla Miranda
La inflación llegó a 7.99 por ciento durante junio en México. Frente a este panorama, las familias han adoptado medidas para reducir costos como cambiar de marcas, comprar con tarjeta de crédito o sacar de sus listas algunos productos por considerarlos como “lujos”.
Esta es la historia de tres familias que contaron a IMER Noticias sus medidas enfrentar la inflación.
Juan Arriaga tiene 65 años. Él no tiene un empleo fijo, por eso, todos los días sale de su casa en Chalco, Estado de México para ofrecer sus servicios como cargador en la Central de Abastos o en el mercado de La Merced.
Pinta fachadas en la unidad habitacional en donde vive para poder comprar aceite, frijol, arroz, jitomate y tortillas, entre otros productos que han incrementado su costo desde que inició el año.
“El aceite, el frijol, el arroz, el tomate hay muchas cosas que han subido demasiado y pocas veces las llega a encontrar uno a un precio accesible. Xasi todo ha subido demasiado Por más que le busque uno no se encuentran productos baratos. El aceite está en 50 a 55 el litro. Todo ha subido demasiado. El frijol antes estaba de 30 a 35, ahorita en 45 o 50 pesos, lo que no sube es el salario mínimo. Antes comprabas un kilo de frijol, ahora medio, un litro de aceite y ahora medio litro”.
De acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, a dos meses de que el gobierno federal anunció el Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic), los precios de la canasta básica en la Ciudad de México incrementaron 4.4 por ciento con un alza en 19 productos.
La naranja tuvo un incremento de 73.9 por ciento, el frijol pinto de 67 por ciento, la papa 53.3 por ciento y el jitomate saladette 12.6 por ciento.
La sustitución de productos
Para hacer frente a la inflación, Juan Arriaga y su esposa Mónica, han sustituido algunos productos en su despensa como el huevo con un precio entre los 40 y 45 pesos por kilo.
En su lugar, ellos compran nopales, acelgas y brócoli, aun así, afirman que a la semana gastan entre mil y mil 500 pesos para alimentarse, más a parte los servicios de luz, agua y gas.
Para Carmen Hidalgo, la situación no es tan diferente. Desde que inició la pandemia por Covid-19 el salario de su esposo disminuyó primero 30 y después 15 por ciento, por ello, ha aprendido a “estirar” su gasto.
Entre sus estrategias está una lista de los productos que necesita y los enumera según su prioridad.
En este año 2022, Carmen ha visto que el aceite, la leche y el papel higiénico son los productos más encarecidos. Entre los productos que dejó de agregar a su “carrito” están los champiñones, yogur y galletas o pan dulce.
“Podría decir que mis productos que son más caros son de repente la leche. Yo ajusto mi presupuesto si antes compraba dos litros de leche, ahora compro uno. Seleccionó cuál es la prioridad en mi producto y es como voy comprando. La leche económica estaba en 16.50 luego subió a 17.40. Esta última semana el litro estaba en 20 pesos, el aceite estaba en 22 pesos de 400 mililitros y ahora en 26 pesos”.
La tarjeta de crédito, ¿aliada o enemiga?
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó que para pagar la canasta básica en áreas urbanas se requieren mil 982 pesos y en las regiones rurales mil 523 pesos.
Paulina tiene 34 años y trabaja en una empresa de transporte. Al mes percibe un sueldo superior a los 15 mil pesos, vive con dos hermanos que ganan entre 7 mil 12 mil pesos al mes.
Por ello, ha llegado a pagar su despensa con tarjeta de crédito. También pasa más tiempo comparando precios para comprar más con menos.
“La inflación nos ha afectado muchísimo a todos. Hace que tengamos que comprar menos artículos o en muchos casos comprar el mismo volumen pero eso implica gastar mucho más. Desde que los precios empezaron a subir tenía que decidir cuáles eran más esenciales y descartar los que eran un lujo”.
Los integrantes de las tres familias señalan que sortear la inflación no es fácil. Por ello, esperan que en el corto o mediano plazo la situación económica global mejore, pues no saben hasta qué niveles podrán hacer rendir sus ingresos.
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